Saúl Hernández, vocalista de Caifanes, compuso esta canción en símbolo de protesta ante diferentes casos de delincuencia, corrupción, desaparecidos, matanzas e impunidad, ocurridos en México.
Tlatelolco, el “Halconazo”, Acteal, Aguas Blancas, los feminicidios de Ciudad Juárez, San Salvador Atenco, la Guardería ABC y Ayotzinapa son unos de los que aquí se mencionan.